CHILE Y "LA DOCTRINA DEL SHOCK".

. domingo, 25 de mayo de 2008
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"El Presidente George W. Bush aprovechó el shock sufrido por el país el 11 de septiembre del 2001, luego de los ataques terroristas, para aplicar políticas extremas que en circunstancias normales no habrían sido aceptadas por la población".
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En su libro "La doctrina del shock", la autora canadiense Naomi Klein postula:

"Este libro es un desafío contra la verdad más apreciada y esencial de la historia oficial: que el triunfo del capitalismo nace de la libertad, que el mercado desregulado va de la mano de la democracia.
En lugar de eso demostraré que esta forma fundamentalista de capitalismo ha surgido en un brutal parto cuyas comadronas han sido la violencia y la coerción, infligidas en el cuerpo político colectivo, así como en innumerables cuerpos individuales. La historia del libre mercado contemporáneo el auge del corporativismo, en realidad ha sido escrita con letras de shock".

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Fuertes palabras respaldadas, a lo largo del libro, por numerosos ejemplos históricos, entre los cuales Chile ocupa un lugar privilegiado. Klein señala que el norteamericano Milton Friedman, Premio Nobel de Economía (1976) y uno de los máximos mentores del neoliberalismo, aprendió luego del golpe de Estado de 1973 la importancia de aprovechar un estado de shock.
La población chilena estaba aturdida y conmocionada por los violentos hechos de sangre. A la par, el país vivía un traumático proceso hiperinflacionario. Las circunstancias eran propicias para cambios radicales y esto fue lo que Friedman aconsejó al emergente dictador.

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"El ladrillo", como se llamó al paquete de medidas, contempló bajas de impuestos, liberalización del mercado, privatización de empresas y servicios fiscales, drásticos recortes del gasto social y una desregularización económica generalizada. Los encargados de aplicar "el ladrillo" fueron discípulos de Friedman que habían estudiado en la Universidad de Chicago, donde impartía cátedra, por lo que fueron llamados los "Chicago Boys". "Se trataba de la transformación capitalista más extrema que jamás se había llevado a cabo en ningún lugar", señala la autora.

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Hasta aquí nada nuevo para los chilenos. Pero Klein comenzó a interesarse por lo ocurrido en Chile luego de la invasión norteamericana a Irak en 2003. ¿Qué nexo existe entre ambos hechos? La aplicación de políticas de libre mercado a ultranza a través de un shock.

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En Chile se habló en su época de manera explícita del "tratamiento de choque". Uno de los hilos conductores lo obtuvo de Mike Battles, un ex agente de la CIA que, tras la invasión a Irak, le señaló: "Para nosotros, el miedo y el desorden representaban una verdadera promesa". Algo que Friedman supo detectar en Chile justo 30 años antes.

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El libro está destinado a probar la aplicación consciente de la "doctrina de shock", incluso en Estados Unidos. La autora señala que el Presidente George W. Bush aprovechó el shock sufrido por el país el 11 de septiembre del 2001, luego de los ataques terroristas, para aplicar políticas extremas que en circunstancias normales no habrían sido aceptadas por la población.
Señala cómo el Gobierno comenzó a subcontratar, sin debate público alguno, funciones delicadas que hasta entonces eran prerrogativas del Estado. En menos de tres años se había constituido una "industria de seguridad interior" que factura anualmente 200 mil millones de dólares. La privatización de la guerra conoce desde entonces una nueva dimensión.

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¿Tiene la mentada doctrina una base empírica? A juicio de Klein, la respuesta está en los programas de tortura o de "interrogatorios coercitivos", como la CIA prefiere llamarlos aplicados por la central de inteligencia estadounidense. El conjunto de técnicas para inferir dolor, privaciones e intimidación apuntan a causar un shock y una profunda desorientación del prisionero.
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La meta es llevarlo a ceder o a aceptar lo que los interrogadores desean. El libro abunda en ejemplos y fuentes respecto de cómo la confusión, más que el dolor, es lo que al final doblega a la víctima. En más de 600 páginas, bien escritas, en un estilo ágil y sin vanidad académica, Klein expone una idea que algunos habrán intuido, pero a la que la obra le aporta un sustento histórico.

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En síntesis:
"El desastre original llámese golpe, ataque terrorista, colapso del mercado, guerra, tsunami o huracán lleva a la población de un país a un estado de shock colectivo... y así como los prisioneros aterrorizados confiesan el nombre de sus compañeros, las sociedades en estado de shock a menudo renuncian a valores que de otro modo defenderían con entereza".
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Extraído desde: http://www.radio.uchile.cl/notas.aspx?idnota=44811 (Por Raúl Sohr)
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