Miren como se divierte con su cerumen el primer ministro australiano Kevin Rudd... el tipo a la izquierda en el video.
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Earwax eater Kevin Rudd
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Australia (y su primer ministro) encabeza la oposición a la caza de cetáceos, porque las ballenas son para esa nación una fuente de ingresos por turismo: un millón y medio de personas llegan a ese país y a Nueva Zelanda para contemplar a esas enormes vedettes de los océanos. Japón caza ballenas. Esos dos intereses en conflicto llegaron a la cima de los poderes públicos. Para Australia "Las ballenas valen más vivas que muertas."
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El Ejecutivo australiano había anunciado hace algunos día atrás que vigilará con barcos y aviones la próxima campaña anual de los balleneros japoneses en la Antártica, donde tienen previsto capturar cetáceos con fines “científicos,” según Japón.
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Noruega es el único país del mundo que permite la caza comercial de cetáceos, pero Japón e Islandia cazan más de 2.000 ballenas al año con fines “científicos”, lo que, según los grupos ecologistas, es una forma encubierta de realizar capturas comerciales.
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