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“¿Qué recuerdos, mitos y símbolos, valores e identidades es capaz de ofrecer
una cultura global que ante todo está impulsada por el comercio y,
en elcaso del arte, ha sido organizada por un puñado de grupos
culturales que operan en el mundo entero?” vía
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Ya les comentaba en otro post... La industria ha abusado -y abusa- con los precios y las calidades. Sólo ahora que se ve con el rabo entre las piernas ofrece lo que no pueden dar los "piratas"; DVDs con videos, extras y demás. Ahora que los blogspot de Internet los revientan, ahora, que ya no tienen la sartén por el mango, pasan de la posición dominante y abusiva a la apelación más rastrera de sentimientos.
Todos saben que la competencia (aunque venga en forma "pirata") fomenta un mejor trato al consumidor. Los resultados están a la vista; albumes con valor agregado y conciertos a destajo, en un escenario de resistida reorganización en la industria musical y artística impulsada inevitablemente por la apertura generada por las nuevas técnologías.
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>>> "Uso Justo".
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1 COMENTARIOS:
See... Y fíjate cómo la industria discográfica (sólo por poner un ejemplo) no deja de joder con aquello de la "defensa de la propiedad intelectual".
Sea donde sea y se trate de la obra que se trate, la propiedad intelectual está absolutamente a salvo. La gente no descarga una canción y luego se la muestra a sus amigos atribuyéndose la autoría. Todo mundo baja lo que le gusta porque es precisamente de tal banda, de tal autor, de tal director...
Esa supuesta defensa de la propiedad intelectual por parte de quienes manejan la oferta cultural es sólo un pretexto: lo que en verdad les interesa, simple y llanamente, son los derechos de explotación.
Los artistas y su obra siempre han sido objeto de respeto y admiración por parte de sus seguidores. Para las empresas, sólo son un rótulo que identifica sus productos.
Sin dejar de reconocer el derecho de los creadores a obtener ganancias por su trabajo, también cabe observar que todavía muchos son los "artistas" a quienes les importan más las cantidades a embolsarse que la divulgación de su obra, o aquéllos cuyas ganancias por su trabajo son sinceramente irreales (Harrison Ford se llevó, entre derechos de distribución y demás cláusulas contractuales, más de 65 mdd sólo por su interpretación de Indy [y a mí me gusta su trabajo, que conste]).
Saludos.
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